
Durante el embarazo, el cuerpo de una mujer experimenta muchos cambios hormonales y fisiológicos que pueden aumentar el riesgo de infecciones urinarias.
Algunos de esos cambios están relacionados con los riñones y la vejiga puesto que el crecimiento del útero durante el embarazo puede ejercer presión sobre estos órganos internos, dificultando el vaciado completo de la vejiga.
Por eso es importante que durante la etapa de gestación, la mujer acuda debidamente a los controles prenatales para evitar la complejidad en el tratamiento de estas patologías.